Llorar vs Reír

Mientras mis ojos se cerraban pude vislumbrar un pensamiento claro y es que no hay antídoto para reír y mucho menos uno para llorar… podemos pasar de un estado a otro sin darnos cuenta; y podemos quedarnos largo tiempo en alguno de ellos… Digamos que así mismo es la vida un día estas arriba otro día estas abajo; un día amas otro día odias, un día deseas otro día aborreces, un día ríes otro día lloras, un día piensas otro día ejecutas… Realmente todos los seres humanos vivimos nuestra vida de esa manera, añorando un día un pasado perdido en las olas del viento, estudiando un día el futuro, en el infinito del cielo.

Reímos cuando sentimos que todo lo que hacemos tiene sentido, que todo lo que tenemos es casi suficiente, que todo lo que queremos es alcanzable y que no hay nada que puede evitar seguir una vida, que los amigos son los tesoros más preciados, que no hace falta nada más que seguir riendo y contagiando a todos de esa vibra maravillosa que nos invade repentinamente.

Lloramos cuando sabemos que estamos haciendo algo mal pero sin embargo seguimos adelante, dándonos el golpe como quien no escucha, lloramos cuando permitimos que otros invadan nuestro espacio haciendo de cuenta que es de ellos, sufrimos cuando lo que queremos no lo tenemos o realmente es ajeno como para alcanzarlo pero sobre todo nos deprimimos cuando no hemos llegado al lugar que queremos con lo que queremos.

Pero en todo esto hay un medio y es aquel en donde muchos nos encontramos, en ese punto donde se puede tener de ambos y en donde es más difícil definir que es ó que realmente se quiere.

Hoy aprendí que nuestros deseos internos nos pueden dibujar una sonrisa al mismo tiempo que te hace botar una lágrima, pero realmente no me deprimo por ello, sino por saber que aún cuando tengo razón no aprendo.